martes, 12 de abril de 2016

INICIO DE LA GUERRA

El asesinato del archiduque no fue más que una excusa. Alemania y Austria-Hungría simplemente eligieron el momento más conveniente, en el que estaban en su mejor capacidad militar como para afrontar una guerra europea que para ellas se volvía una necesidad. Le impusieron a Serbia (en el centro de la zona en disputa, recientemente liberada de Turquía, ligada a Rusia y por su intermedio a Gran Bretaña y Francia) una advertencia imposible de cumplir para desatar el conflicto. 


Estas potencias, apoyándose en su gran desarrollo tecnológico-militar, pero con la desventaja de su situación geográfica enfrentando enemigos en dos frentes distintos, necesitaban una victoria rápida y fulminante. Pero, por el contrario, por tratarse de una guerra entre grandes potencias con intereses, colonias y aliados a lo largo del planeta, se terminó transformando en mundial. A pesar de que las dos grandes alianzas de potencias intentaron justificar la participación en el conflicto como una supuesta “guerra de liberación” contra la potencia enemiga a la que se presentaba como “despótica”. Hay que decir que claramente no se trató de un conflicto por ningún tipo de ideales de “libertad” ni “progreso”, sino una guerra entre potencias imperialistas que se disputaban el dominio mundial y repartirse colonias y áreas de influencia.

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